Hoy en día, para ganar en el PGA Tour suele ser necesario ir excepcionalmente bajo, y aparentemente no es diferente en la clasificación para el U.S. Open.
En la primera eliminatoria final que se jugó en Norteamérica el lunes en dos campos de Dallas, 11 bajo en 36 hoyos era la cifra para ser medallista -y hubo cuatro jugadores que lo lograron- mientras que siete bajo fue la puntuación que permitió a los jugadores entrar en el major del próximo mes en The Country Club de Brookline, Mass.
En una eliminatoria en la que participaron numerosos profesionales del PGA Tour, los 13 primeros de los 98 participantes avanzaron, y fue necesario un desempate de seis hombres para las dos últimas plazas. Esos puestos fueron para Davis Shore y Roger Sloan, mientras que Adam Hadwin y Austin Cook fueron el primer y segundo suplente, respectivamente.
El resultado más bajo del día fue un 62 conseguido por Matthew NeSmith, que hizo nueve birdies en la ronda de la mañana en el Royal Oaks Country Club. NeSmith, jugador de tercer año del PGA Tour que sólo ha competido en un major, hizo 69 en la segunda ronda en el Lakewood Country Club y se unió a los estadounidenses Kurt Kitayama (65-66) y Sean Crocker (64-67), y al japonés Jinichiro Kozuma (68-63) con 11 bajo par.
Entre los notables que no avanzaron estaban el campeón del Abierto de Estados Unidos de 2010, Graeme McDowell, Matt Kuchar, Aaron Baddeley, Rory Sabbatini y James Hahn.
Los otros nombres más conocidos que avanzaron fueron los canadienses Mackenzie Hughes (nueve bajo) y Nick Taylor (nueve bajo) y el estadounidense Scott Stallings, que fue undécimo en solitario con ocho bajo.
Hubo un aficionado que llegó desde esta final: Travis Vick, junior de la Universidad de Texas, que tiró nueve bajo. Vick fue semifinalista en el U.S. Amateur del año pasado en Oakmont.